La crisis de la imaginación. Un ensayo a trozos sobre la imaginación (y la doxa) en tiempos de múltiples crisis
¿Estamos en plena crisis de imaginación? ¿La imaginación nos salvará? Ésta es la introducción y bienvenida a este ensayo, troceado en muchos artículos largos, para tratar este tema nada simple
“I’m 23 now, but will I live to see 24? The way things is going, I don’t know” Gangsta’s Paradise
“Nos es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo” (¿o no?).
Esta cita atribuida a Fredric Jameson, también a Slavoj Zizek, y en ocasiones a Mark Fisher, es probablemente una de las citas más repetidas en los últimos años en diferentes contextos académicos y periféricos. Personalmente la he repetido como un loro varias veces.
Encapsula, en apariencia, varias cosas (no es que la cita lo diga, pero fácilmente la cita ha encontrado simpatía con varios sentires y líneas de discurso):
Nuestro malestar general con el presente (aunque va a grupos de personas, el grado de inquietud, claro). Relacionado con nuestro cansancio, o agotamiento social. There is no future, no hay futuro que esperar, etcétera etcétera
Poder cuestionar un “final” o cierre del capitalismo, como Mark Fisher sintetizara mejor en su libro “Realismo Capitalista”, es un tabú. No solo desde perspectivas políticas divergentes o más abocadas a hacer crítica, sino que también desde un lenguaje y método científico, pues nunca será suficiente (por ejemplo, debatir, desde la propia Economía o desde otras ciencias sociales, o incluso desde la Física o la Biología, los principios económicos que se pueden considerar irrefutables y fundamentales para el capitalismo)
Que tenemos más acceso a imaginarios o chicha cultural sobre finales del mundo, por ejemplo, películas y series en clave apocalíptica o distópica, sin penalización social o política, que acceso a imaginarios del fin de eso que llamamos “capitalismo”. Por ello se argumentaría que nos es más fácil imaginar esos fines del mundo
Como explica un poco Fisher, no hemos vivido la gran mayoría en una realidad distinta al capitalismo. Todas operamos -independientemente de si nos gusta o no- bajo las coordenadas de las economías y cultura capitalista. Así pues… ¿cómo imaginar algo nuevo si la imaginación opera desde lo que conocemos?
En los últimos años se está planteando de que vivimos una crisis de imaginación. Otro tipo de crisis, otra más. Ésta se basaría en un diagnóstico realizado aparentemente en las últimas décadas por pensadores de la talla del mismo Fredric Jameson, Slavoj Zizek, Mark Fisher, Donna Haraway, David Graeber, Franco Berardi, Rebecca Solnit… y la lista de mencionados que en principio habrían anunciado este problema sigue y sigue.
Esta crisis de imaginación se caracterizaría, primero, por un repliegue o disminución de diversidad de imaginarios sobre alternativas de sostén social cada vez menos ambiciosos, menos originales y más repetitivos. O sobre futuros, cada vez más retrofuturistas, retroalimentados en iconos del pasado, vacíos de sociedades distintas a lo actual, y más justas, sostenidas, sostenibles en el tiempo.
Segundo, si el hecho de que esa supuesta falta de imaginarios de otros modos sociales y económicos, desde el punto de vista también de la escala demográfica que alcanzan, se caracteriza como crisis o problema, es porque se consideran estos tipos de imaginarios sociales como un sustrato esencial para articular los deseos y la acción política hacia el cambio.
Es decir, el argumento que se tiene en cuenta para enfatizar la importancia de la imaginación para el progreso social, o en este caso más particular, los imaginarios de futuros, que presenten otras formas de coexistir, de ser sostenibles en el tiempo, es que estos imaginarios son necesarios para algo más allá de “inspirar” o “dirigir el deseo colectivo”: podrían ser necesarios para dotar de un lenguaje sociológico, o una percepción de posibilidades, a un conjunto de personas dado. Estos últimos conceptos no son florituras poéticas, sino que implican matices importantes que se necesitarán exponer en este ensayo, incluyendo la distancia entre narrativa y lenguaje (no me refiere a un idioma como inglés o español).
Si faltan imaginarios, porque los únicos tipos más distribuidos son remakings de viejas expectativas (robots como bots, ciudades futuristas de rascacielos y autopistas imposibles por Smart Cities repletas de sensores, sistemas inteligentes y mucho verde por doquier, el retorno de la Misión a la Luna / Marte;…), e imaginarios de ruina, desastre y destrucción (social, ambiental, total…), se puede considerar que es un indicador de que la sociedad sufre de desesperanza, agotamiento o incluso mala salud democrática.
Para otros distintos colectivos, esa crisis culturo-social no es una crisis, sino una ilusión o fantasma, un “discurso ideológico” para incentivar todavía más miedo vendiendo una crisis inexistente: en el mejor caso, fuera de “batallas culturales” y artificios del ruido, se diría que para sostener esta negación de crisis de la imaginación se debe sostener que los imaginarios, y las narrativas, no juegan un papel tan central para la acción, o para la salud mental, ni para articular nuevos lenguajes; no existe una co-relación tan directa entre los problemas materiales con una “falta de narrativas”, o, peor aun, que “la gente ya no puede imaginar”.
Pero también, en un orden diferente al que apuntarían esos últimos colectivos, será una pregunta apropiada más adelante distinguir el peso de las narrativas e imaginarios para articular la acción, frente a otros tipos de factores y condicionantes. Nos encontramos en un periodo en el que las propias ciencias sociales están cambiando y nos arrojan herramientas muy fantásticas para ello.
Hablar de imaginarios colectivos, o incluso “imaginación social” (utilizando mal la traducción ambigua del inglés, “social imaginations” como objetos y no como procesos), es un berenjenal, pero es necesario meterse en tal jardín si nos interesa explorar qué soluciones activas pueden ser las más estratégicas, o las más útiles, o las más buenas para interactuar con los retos del entorno (incluso si no fueran tan determinantes como los actuales).
Porque si es un berenjenal es porque la imaginación tiene varias definiciones con atributos que pueden chocar entre sí. Como muestra, este botón: superponer el concepto ‘imaginación’ como sinónimo de “fantasía” vs como sinónimo de “creatividad” vs que es algo más relacionado con la capacidad mental de proyectar simplemente imágenes vs proyectar mentalmente diferentes de muchos tipos posibilidades (no solo en forma de imagen), algunas totalmente imposibles en el mundo real, otras absolutamente realistas…
En función de las bases o premisas que apliquemos para definir “imaginación” implicará proyectar asunciones y valores muy distintos sobre este asunto.
Por ejemplo, se podría restringir la imaginación de la cita de Jameson (la que ponía al inicio) a la creación artística (literaria, audiovisual…) por un lado, mientras que con otra lectura de la misma cita, partiendo de otra definición de la imaginación, se entendería que es un problema no estético, sino de comprensión y de pensar o razonar otras posibilidades del mundo sin rodeos, directamente.
Sobre una colección de artículos para Substack – La (quizás no) Crisis de la Imaginación
Mientras escribo un libro como excusa para ordenarme ideas, me pareció útil escribir en paralelo piezas más pequeñitas (eso me dije al inicio hace un par de meses…) para reflexionar sobre uno de los puntos críticos, la imaginación. Especialmente, quiero analizar si el diagnóstico superficial que se ha hecho, de que nos falta imaginación, es realmente un problema, tras años de repetir yo misma como un loro en algunos espacios que eso es así.
Mientras reviso este primer texto, ya avanzo una de las tesis: me temo que la crisis no es de imaginarios, sino de un antecedente necesario para desarrollar imaginarios distintos y que se presenten como *plausibles* (o sea, que no parezcan fantasías “flipadas” sino objetivos muy ambiciosos, pero alcanzables aunque sea con mucho esfuerzo). A ese antecedente llegaremos poco a poco.
Así que poco a poco iré tejiendo un ensayo muy largo (actualmente creo que estoy escribiendo en paralelo otro libro, qué bien…), fraccionado en artículos (ya aviso que serán largos igualmente porque el tema no es sencillo, pero haré todos los esfuerzos posibles y que tengan sentido para simplificar y sintetizar posibles) , y que los compartiré por aquí Substack.
Los temas que voy a tratar serán algunos vectores o factores que creo que son importantes para tratar este asunto de la imaginación en estos tiempos, como podrían ser y no necesariamente en el siguiente orden:
La nostalgia, previsible, pero creo que voy a desmitificarla un poco, o al menos a reducir el peso que tiene
Las nuevas tecnologías como supuestas “sustitutas” de la imaginación humana: Midjourney, ChatGPT…
La cultura o deje de la eficiencia. Me obligará a hablar de algoritmos e IA seguramente, de recursividad, de financiación para la producción de nuevas ideas, etcétera
La economía de la creatividad, y la precariedad de los creativos, y la posibilidad material de manifestar “nuevas ideas”: inversión, tiempo…
La innovación (que parecería estar en línea con la efervescencia de la imaginación)
Polarización social, precariedad y asimetrías de difusión de la información
Creencias, imaginarios e imaginación
Las condiciones para poder imaginar…
Y las condiciones para pasar del boceto al prototipo, del concepto al plan y del plan a la acción
Al inicio pensaba que iba a ser algo más rápido, pero está siendo un tema muy crucial, rico en hilos que no sé si se suelen estirar tanto, y una excusa importante para aclarar(me) conceptos necesarios para la transformación social, para condicionar ese coso llamado futuros. Un jardín, en verdad…
Agradecimientos
Hace ya un mes largo realicé un sondeo muy breve y superficial en las redes sociales en las que ando habitualmente (Mastodon, Instagram, y cada vez menos Twitter) sobre cómo se podría definir la imaginación, de lo que debo dar GRACIAS MILES a tantísima gente que se animó a responder, fue mucha (dejo aquí enlace al hilo de Twitter)
…que es el que más respuestas obtuve y no ha desaparecido pasadas 24 horas). Me ayudó a aclarar un poco más las perspectivas más habituales, y cómo interactúa con intereses potenciales que podemos tener con este posible fenómeno a veces llamado “Crisis de la imaginación” (he tardado poco en ponerme latouriana).
También especial “Aknowledgment” y agradecimiento enorme a Albano Cruz (podéis encontrarlo como @Naikodemus en Mastodon) que me ha ayudado a desarrollar una buena parte de las ideas y a seguir pistas muy interesantes
Periodicidad
He comenzado escribiendo un grupo de borradores para los primeros artículos, pero la capacidad de trabajar en este ensayo no será regular, sino que estará condicionada por mi trabajo, que como para la gran mayoría de mortales no es escribir por amor al arte… Así que seguramente durante unas pocas semanas seguidas, cada domingo, enviaré un artículo, y luego cuando me quedé sin más artículos en recámara revisados, pasará un periodo de varias semanas sin publicación.
Serán artículos largos, de los de ser leídos una mañana descansada, por ejemplo de domingo (o tarde según convenga) acompañada de una buena taza de café o té.
Intentaré que no queden excesivamente largos (en mi mente: que no superen las 3000 palabras), pero tampoco quiero que un tema tan complicado quede demasiado encorsetado por la tiranía de la hiper-brevedad tiktokera o del clickbait, sino que tenga un mínimo espacio viable para exponer las ideas como buenamente pueda, así que gracias de antemano por la paciencia y la compasión.
Debate en las redes
Todos estos artículos los dejaré en abierto. Con el ánimo que pueda llegar a mucha gente porque creo que es un temarral (mientras comenzaba este proyecto ya me habían invitado a charlar en un par de espacios sobre el tema como el próximo 14 de abril en Madrid de la mano de Economistas sin Fronteras)
Espero de corazón que este tema te y os interese tanto como me está apasionando y mareando y frustrando. Espero que os guste. ¡El domingo de la semana que viene os enviaré un primer artículo!
También me gustaría cerrar comentando que si te / os apetece comentar o preguntar algo, estoy sobre todo en Mastodon @lisrosello y en Instagram
Y recuerda, si crees que a alguien de tu entorno le puede interesar, todos estos artículos los dejaré en abierto bajo una licencia de Creative Commons por si puede ser de inspiración mínima o utilidad para otras personas, ¡así que será de agradecer si lo puedes o quieres compartir, para ayudar de paso a que alcancen su misión!
Muchas gracias y feliz domingo